En los últimos días, he escuchado varias veces esto: "La mujer del césar, no sólo debe ser honrada, sino parecerlo." Nunca he llegado a entender del todo que la frase haga recaer en la mujer la responsabilidad de ser y parecer honrada, y no directamente en el propio césar. ¿Debiera colegirse de esto que la honra o la deshonra es un tema que a los césares ni les va, ni les viene, ni les afecta en lo más mínimo? Yo mismo cojo y me contesto que no, que la observancia de la frase de marras debería ser exigible a todas las personas bajo el cielo, desde Catamarca hasta la Conchinchina, sea cual sea su condición social o pascual; me hago ver que, tal vez en tiempos de los romanos, el emperador estaba por encima del bien y del mal, pero que esto, en una democracia del siglo XXI, no tiene cabida. Es de justicia.
Sin embargo, la verdadera cuestión es: ¿qué demonios hago yo, en plenos idus de marzo, dedicándole un párrafo entero a la honradez y a las apariencias, si a la mismísima presidenta de la Comunidad de Madrid -que es a quien realmente más le debiera preocupar- el tema se las trae totalmente al pairo? ¿No será que se siente un poco césar?
Aún a sabiendas de que esto pueda parecer un insulto, yo le voy a explicar el significado de la frase.
ResponderEliminarEn época de los romanos, circulaban mas cuernos que cortesanos por los pasillos palaciegos del Cesar, o sea, para no causar inquietud ciudadana, el cesar debía ser o parecer menos cabron, que puta su mujer.
Y es en ello donde podemos ahondar en cuanto a lo que ocurre en la capital del reino, donde doña Esperancita de España, cierra comisiones de investigaciones palaciegas a modo de intento que no se vea el extremo putiferio que rodea su magna figura y por ende la del Cesar de PP que anda sumido en guerras púnicas ¿o eran guerras públicas?
Muchas gracias por la aclaración histórica. Desconocía el dato.
ResponderEliminarPues fitetú! Y yo que creía que para hablar de honradez, había que serlo... Uno mismo y su entorno (léase esposa, hijos, etc.).
ResponderEliminarPara poder sermonear, habría que renunciar a los enchufes, ¿no crees?