Con la inminente campaña antiabortista, la iglesia católica española se retrata una vez más como la gran embaucadora y manipuladora de conciencias que es. ¿Pues no ponen a un bebé rollizo y risueño como la víctima potencial de los que simplemente abogamos por una correcta regularización de la interrupción del embarazo? El sonrosado querubín de la foto no corre peligro alguno (en el supuesto, claro, de que no haya ningún cura pederasta cerca), así que, ¿a quién pretenden engañar? ¿Quién coño ha propuesto la matanza indiscriminada de niños? ¿A quién demonios acusan de defender tal monstruosidad?
Demagogias aparte, lo que resulta más hiriente es la hipocresía que siempre adorna sus acciones del modo más obsceno. Si su defensa de la vida fuera honesta, se las pasarían enviando cientos de misivas cada día contra las penas de muerte que se aplican por todo el mundo, destinarían alguna parte de sus fondos a llevar a cabo acciones de alcance universal que harían palidecer las de Amnistía Internacional, no se comportarían como gamberros medievales en África con su insistencia en hablar de sexo donde se muere de hambre, y, sobre todo, jamás se habría producido la foto que, de forma verdaderamente lamentable, protagoniza esta nueva y mucho más lograda versión del cartel original, vista en el blog de don Hugo, que aquí publico para solaz de todos ustedes.
Y además me acabo de enterar de que el lince del anuncio original ni siquiera es un lince ibérico, sino uno asiático que, por ahora, no está en peligro de extinción. La guinda.
Demagogias aparte, lo que resulta más hiriente es la hipocresía que siempre adorna sus acciones del modo más obsceno. Si su defensa de la vida fuera honesta, se las pasarían enviando cientos de misivas cada día contra las penas de muerte que se aplican por todo el mundo, destinarían alguna parte de sus fondos a llevar a cabo acciones de alcance universal que harían palidecer las de Amnistía Internacional, no se comportarían como gamberros medievales en África con su insistencia en hablar de sexo donde se muere de hambre, y, sobre todo, jamás se habría producido la foto que, de forma verdaderamente lamentable, protagoniza esta nueva y mucho más lograda versión del cartel original, vista en el blog de don Hugo, que aquí publico para solaz de todos ustedes.
Y además me acabo de enterar de que el lince del anuncio original ni siquiera es un lince ibérico, sino uno asiático que, por ahora, no está en peligro de extinción. La guinda.
¿Era Juan Pablo II seguidor de Marx por fotografiarse con Castro? Probablemente, según tu lógica de publicista.
ResponderEliminarTocante a tu pregunta: Bentham y otros liberales del XIX defendieron el derecho de la madre a matar a su hijo. Éste se extendía hasta el día tercero después de haber nacido, si procedía de una relación extramatrimonial. Bien mirado, la eximente por violación -otra variante de la bastardía- no es tan distinta, considerando que por aquel entonces fornicar era violar la honra del sexo débil.
Los caminos de la emancipación femenina son insondables.
No sólo se fotografió con Pinochet, sino que le protegió (http://www.clarin.com/diario/1999/02/20/i-02601d.htm). Mi lógica de publicista responde a estos vergonzantes hechos, más que a la anécdota de la imagen del cartel.
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