lunes, 2 de marzo de 2009

La civilización del egoísmo


Toda la estructura ideológica del capitalismo se asienta en la creencia de que a las personas las mueve, por encima de cualquier otra cosa, su egoísmo y el afán individual de acumulación de riqueza. No lo digo yo, aparece en todos los manuales de la economía de libre mercado. Tal vez la premisa sea cierta y por eso el sistema capitalista se ha convertido en el dominante (guerras aparte, claro). En comparación, los experimentos colectivistas basados en la vertiente solidaria del ser humano se han revelado históricamente mucho más frágiles.

De acuerdo: asumamos que es así. Tengamos en cuenta también que el engranaje crediticio, en su práctica totalidad en manos de la banca privada, responde a la misma lógica. De hecho, aunque los bancos siguen obteniendo millones y millones de beneficios, al mismo tiempo cierran el grifo del crédito a las empresas que inmediatamente se vienen abajo. El miedo al colapso lo inunda todo, la crisis es por lo tanto estructural y ha llegado para quedarse. La lógica parece entonces aconsejar la aplicación de regulaciones que desplacen el combustible del motor social desde el egoísmo individual hacia una visión más social del sistema económico. Si el egoísmo ha sido el causante de la debacle, desterrémoslo en lo posible, o, dicho de otra forma, cambiemos de mentalidad, de valores y de metas, apliquemos una visión radicalmente distinta del proyecto de sociedad y de su desarrollo, establezcamos un punto de inflexión que permita vislumbrar un futuro más prometedor que el dibujado por el simple egoísmo.

A un conocido mío, sobradamente montado en el dólar, le pregunté por su visión de las cosas a medio/largo plazo: "Aquí va a haber que cambiar muchas cosas. El sistema no puede seguir como hasta ahora, ¿no crees?" Y me contestó: "Aquí no va a cambiar nada. Sólo que cada uno va a tratar de escapar loco como pueda." Esta respuesta tan clara y tajante, proveniente de alguien que desde luego no está pasando estrecheces, ni se prevé que las pase en el medio/largo plazo, me abrió los ojos.

¿De verdad alguien pensó que dándole dinero público a los banqueros, éstos iban a hacer otra cosa con él que tratar de escapar locos como pudieran?

Asquito me dan. Y respecto al de la foto en concreto -repantingado en un sofá de la Moncloa-, sólo le faltó poner los pies sobre la mesa. Eso y el puro.



4 comentarios:

  1. Lamentablemente, no soy optimista con respecto a la naturaleza humana...
    De hecho, la crisis que estamos padeciendo no fue provocada por los bancos... solamente. Todos han/hemos colaborado; los diferentes Gobiernos fomentando la compra de viviendas como si fueran chufas con todo tipo de ayudas, subvenciones y desgravaciones, los bancos peleando por otorgar más hipotecas que la competencia (al precio que fuera), las constructoras inflando precios (por cierto, ¿qué hicieron con los beneficios durante la época de vacas gordas?), los ayuntamientos recalificando terrenos y, en muchos casos, destrozando para siempre parajes singulares bajo el hormigón y nosotros los ciudadanos adquiriendo propiedades que escapaban a nuestras verdaderas posibilidades económicas, fardando como si fueramos nuevos ricos, adquiriendo nuevos coches, comprando chorradas tecnológicas, haciendo exóticos viajes...
    Ahora todos nos rasgamos las vestiduras, pero ¿aquello era razonable?
    En la última aparición de Zapatero en "Tengo una pregunta..." un joven de 18 años le espetaba a Zapatero que qué iba a hacer para poder adquirir una vivienda... Al día siguiente leí en Público la que debería haber sido la réplica del presidente... "A esa edad, la preocupación no debería estar en adquirir una vivienda, en hacer una inversion... A esa edad, la preocupación debería enfocarse en adquirir experiencias y una buena formación que sirva como base para una personalidad sólida, de peso".
    De ese programa también sorprendía la exasperante dependencia que tenemos en este país de Papá Estado... Todo lo debe arreglar el Gobierno...
    Así nos va...

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  2. Por cierto, igual te gusta este enlace...
    http://www.youtube.com/watch?v=jaLDoWqIq2M

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  3. Gracias, Malcom. Conocía el enlace. Queda claro que no todo el mundo está tocado por la varita para el tema de los idiomas. Y la osadía del ignorante es patente en este caso.

    Estoy completamente de acuerdo en que el mérito de una crisis tan gorda no puede serle concedido a los bancos en exclusiva. Lo que critico en mi post es que sí sean ellos los únicos en percibir el dinero público. No entiendo nadita de economía y, con la misma osadía del ignorante que otros exhiben para los idiomas, digo yo que igual se podía haber destinado ese dinero a las familias y empresas en mayores apuros, para que pudieran hacer frente a las mensualidades hipotecarias o de préstamos de un año. Al final, el dinero acabaría igualmente en manos de los bancos, pero, por el camino, más de uno habría podido respirar aliviado.

    Y lo más importante, no desaparecería instantáneamente por el sumidero, como desgraciadamente ha sucedido por confiar en tiburones.

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  4. Tienes razón en que deberían existir mecanismos que nos garanticen que ese dineral va a ser bien empleado para capear la crisis (y no para mejorar los contratos millonarios de los broker, ni para ampliar la suite presidencial del jefe de turno...).

    Sin embargo (y, como tú, me confieso un analfabeto en economía), supongo que si se ha hecho así es porque el verdadero problema (económico) está en los bancos.
    Esos "activos tóxicos" de los que tanto hemos oido hablar pueden tumbar a los grandes -y pequeños- bancos y, aunque sea por puro egoismo, eso sí que no nos lo podemos permitir, porque, en ese caso, el descalabro sería monumental para las familias, para todas las familias (las que pasan por dificultades económicas y las que no han notado aún las crisis en sus carnes) y para las pymes. Si ahora no existe crédito para las empresas, imagina ese otro escenario...

    Lamentablemente, el descalabro de los bancos sería el descalabro de toda la sociedad (a esa triste dependencia hemos llegado).

    Evidentemente, se hace necesario garantizar que las ayudas lleguen donde se necesiten, a las personas que las necesiten...

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