miércoles, 11 de marzo de 2009

Obama no es de Krypton


Un día después, hete aquí a Obama de nuevo, elevando el listón de las cosas bien hechas. Si ayer suscitaba el cabreo de los fundamentalistas religiosos -y el aplauso de la ciencia- con lo de las células embrionarias, hoy ha sorprendido a los escépticos -a mí entre ellos- con un maravilloso golpe de timón hacia un comportamiento más sensato de los EE.UU. a nivel internacional, apoyando, con el anuncio de su presencia, la Alianza de Civilizaciones. Parece que paulatinamente se va extendiendo la certeza de que es mejor hablar con los vecinos con los que convives que liarse a cañonazos hasta acabar con ellos. Es lo que algunos, despectivamente, llaman 'buenismo'. Yo lo llamo 'sentido común' y estaba haciendo mucha falta.

Pero no puede uno llamarse a engaño, porque es obvio que la asistencia a la Cumbre de Turquía no deja de ser un mero gesto de cara a la galería. No cabe esperar, por ejemplo, que EE.UU., acostumbrado a utilizar la fuerza para imponer sus intereses y controlar los recursos naturales, desmantele una sola de sus
737 bases militares estratégicamente diseminadas por todo el planeta. La tremenda estructura de poder que ha venido condicionando las políticas de la primera potencia militar de la Tierra no va a permitir a su presidente pasarse de la raya lo más mínimo, aunque el muy audaz se empeñe en poner a prueba los límites de su capacidad de acción. Valor no parece faltarle, desde luego.
La pregunta obligada que me hago es hasta cuándo durará vivo este hombre. O, más bien, hasta cuándo le dejarán vivir. Él no es un supermán -¿alguien lo pone en duda?- y, aunque su cargo le confiera más poderes que los que puede llegar a poseer cualquier otro ser humano, éstos no pueden impedir que una bala perdida le busque durante algún desfile. A ver si esta vez hay suerte y ninguna le encuentra.



2 comentarios:

  1. Joder Miguelo, no seas mal agorero.....

    Y aunque sus acciones no sean siempre para tirar cohetes, yo ante este
    personaje me quito el sombrero.

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  2. Yo soy de los que más se pueden alegrar de que Obama sea nuestro megapresidente, aunque no haya podido votarle. Y espero que termine su mandato con plena salud y con el mayor de los éxitos, pero la sombra de los Kennedy y de Martin Luther King es alargada. La historia de ese país es un muestrario fiel de la obstinación por quitar de en medio a cualquier persona influyente con perfil progresista o mínimamente de izquierdas. Para sus esquemas, Obama es lo más radical que puede haber. De ahí mis temores. Que queden en eso.

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