Ojo al dato: "No toda bajada de impuestos reanima la economía"; "No es la Revolución de Octubre, pero no hay alternativa a la intervención pública"; "Estamos socializando las pérdidas sin que antes se socializaran los beneficios"; "La salida de la crisis no se hará con una vuelta atrás, sino con un cambio de modelo".
Es lo que veníamos diciendo y que parece de cajón, pero... ¿adivinan quién lo dijo esta vez? ¿Me creerán si les digo que ha sido Rodrigo Rato? ¡Toma ya! Rodrigo Rato, sí, nuestro Rodrigo. El flamante ex gerente del fondo monetario internacional. El que fuera ministro de economía del supergobierno más mejó de las españas y de la historia toda por los siglos de los siglos. El pretendido artífice del período de bonanza económica mundial del que acabamos de zarpar hacia nuevas e ignotas tierras (y digo 'pretendido', fíjate bien, porque tú y yo sabemos perfectamente que el milagro, en realidad, era el otro).
Alguien que pertenece a la élite del sistema, que ha gozado del reconocimiento social que otorgan los puestos en los que se manejan los dineros de verdad, siente de pronto la llamada a embarcar en la nave que ha de sortear la negrura, percibe que su destino consiste en trazar nuevos rumbos, más allá de la finitud, a todos los herederos de viejos y agotados tiempos, acaso en busca de los sueños incumplidos, acaso en busca de la esquiva felicidad.
Señores, -ha venido a decir- para esta singladura se acabó el 'más de lo mismo'. A lo mejor, diciéndolo él -y no un rojo mindundi cualquiera-, a alguien (al fondo, a la derecha) le da por ponerse a pensar.
Genial!!
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