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Vale, pongamos que hay Cielo. Tratemos entonces de ubicarlo. Los textos sagrados lo han situado siempre en algún lugar encima de nosotros, casualmente en ese espacio que siempre nos fue vedado por carecer de alas. Lógico: como no podíamos acceder a él, se prestaba a todo tipo de especulaciones y esas arrebatadoras nubes de caleidoscópicos amaneceres y atardeceres, atravesadas por bellísimos rayos solares, parecían ser el escondite perfecto para legiones de ángeles y para el jefe supremo de todo (más tarde sucedería lo mismo con la cara oculta de la luna: ¿quién podía descartar que estuviera habitada por seres extraños?). De forma que el Cielo estaba en el cielo y cuando se decía "dios está en el cielo" se señalaba con coherencia hacia el éter. Así de sencilla fue la cuestión durante muchísimos siglos. Pero, mediante el conocimiento, logramos separarnos del suelo y ascendimos. Hoy, cualquiera que haya viajado en avión sabe que el Cielo no está en la Troposfera, porque, aunque las vistas puedan llegar a ser divinas, no se ha identificado divinidad alguna a través de las ventanillas y además fuera del fuselaje hace demasiado frío (-50ºC). Aún así, son muchos los que aseguran que al viajar en avión se sienten más cerca de dios. Sigamos ascendiendo pues hasta la Estratosfera, que comienza a los 12 kilómetros del suelo, muy cerquita como quien dice, prácticamente a un cuarto de la distancia de una marathon. Las cantidades de oxígeno y anhídrido carbónico son casi nulas y la temperatura desciende hasta los -80ºC. Los cuerpos de Jesús y María lo estarían pasando mal dondequiera que estuvieran sentados. En la Mesosfera, las temperaturas fluctúan desde los -70º hasta los 800º y físicamente podría existir por tanto un resquicio para la imaginación (entendiendo que las almas no respiran y que los cuerpos de Jesús y María tampoco), pero este resquicio es bombardeado constantemente por los meteoritos provenientes del espacio exterior. Esto alejaría al Cielo de la imagen de lugar de sosiego y paz eterna que lo caracteriza, así que ahí tampoco debe de estar. Busquemos más arriba. En la Termosfera orbitan las naves espaciales que han dado ocasionalmente partes de incidencias con esquirlas y restos de basura espacial pero no así con plumas de ala de ángel o cosas parecidas. De todas formas, las nubes tras las que pretendidamente se escondían los seres celestiales han quedado ya dos capas por debajo de nosotros. La Exosfera es la última capa de atmósfera de nuestro planeta (y la última oportunidad, por ínfima o extrema que fuese, para los sufridos cuerpos de María y Jesús). Estamos a -273ºC si es de noche y a 2.800ºC si el sol nos alcanza de frente. Un lugar, cuando menos, incómodo para pasar la eternidad. Es el área de donde los átomos escapan hacia el espacio. Y aquí lo dejo, por ahora. En el punto en el que la Tierra se deshace de la materia que le sobra.
creo que la eternidad debe tener otro sistema no necesariamente solar pero si de vacaciones, que este planeta tierra es agotador¡¡¡
ResponderEliminarQue al final nos aguardan unas vacaciones eternas y alejadas de esta vida está bastante claro. La duda está en la calidad de esas vacaciones. Y en lo excitantes que lograrán ser.
ResponderEliminar...ya me embarga la dulzura, ya no siento pena alguna por la ausencia de mi voz..............
ResponderEliminar.... y ahora todo va muy bien, y ahora todo va muy bien, pues lo días felices ya no dejan cicatrices, ni sufro por la tentación...
Pienso que tenemos que tener esperanza. segun mis calculos el cielo no puede estar a mas de 38,880,000,000,000 km de distancia de la tierra. se preguntaran por que? hagan cuentas. Jesus murio y regreso al tercer dia,-36 horas de ida y 36 de regreso- entonces si viajo a la velocidad de la luz esa seria la distancia maxima del cielo.SOA
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