Y lo pongo con mayúsculas, porque un Sí así no se lo encuentra uno todos los días. Es un sí polivalente y mayestático, grandilocuente y reverberante, porque no es exactamente un sí, aunque a simple vista pueda parecerlo. Bueno, en realidad si que es un sí con todas las de la ley, pero acompañado de un pero. Algo así como 'mmssssiiipero... buenovengavaaale'. Cuando los miembros de la RAE más se solazaban esperando agosto y mirándose las uñas en éxtasis contemplativo, va el gobierno canario y acuña el nuevo término que ha de poner la academia patas arriba. Dame el dinero autonómico, pero que sepas que lo acepto a regañadientes, has tenido suerte de que lo acepte, chaval, porque de ti no me fío. O algo así.
Hasta ahora, las críticas y los disensos engrosaban el bando del no (yo querría, pero no; ya me gustaría, ya, pero no; sí, pero, como no me fío de ti y además quiero ser crítico contigo, pues no). Frente a un sí diáfano, cristalino e inapelable, siempre se había contrapuesto un no o un no crítico, a poco que hubiera un mayor o menor componente de crítica, pero un no al fin y al cabo. Hasta ahora.
Ese Sí Crítico (no me sale escribirlo con minúsculas, lo siento, me tiene alelado) merece una grafía aparte, que lo identifique como el gran neologismo que es. Yo propongo un si como la conjunción condicional, pero añadiendo el acento circunflejo sobre la i, hecho que no tiene precedentes en nuestro idioma. Falta establecer cómo se pronunciaría esa vocal (¿a medio camino entre la i y la u, como la ü alemana?), para que el componente de crítica inherente a la palabra le quede de manifiesto al receptor nada más oírla y para que al instante se sienta, cuando menos, cohibido. Pero ahí yo ya me pierdo.
Con lo tranquilas que estaban sus señorías de la RAE con sus uñas y sus cosas. Si es que la culpa es del dinero... que lo distorsiona tó. ¿Verdad, Mariano?
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