jueves, 16 de julio de 2009

Lo primero es lo primero


Ante la agresión de un bruto armado hacia un bruto indefenso no vale el término medio, por muy brutos que sean los dos (que no es el caso, pero en fin). No se puede equiparar al verdugo y a su víctima. Micheletti no se reunió con Zelaya en pijama, en medio de la noche y en territorio neutral, para liarse a piñas o entablar un debate dialéctico, a ver quién de los dos ganaba y se quedaba con Honduras. Fue un ejército armado quien irrumpió en la vivienda presidencial, para 'invitar' al presidente electo a abandonar el país. Eso es un golpe de estado de manual, Micheletti es el verdugo y Zelaya la víctima, igual que fútbol es fútbol. Estos son los hechos, aunque haya listillos muy insignes que pretendan darles la vuelta sibilinamente, a base de retruécanos, mentiras, tergiversaciones y medias verdades.

La mediación entre víctima y verdugo es, en esencia, injusta e improcedente. Pretender desempeñar el papel de bueno de la película, invitando a víctima y verdugo a entenderse y llegar a un acuerdo es simplemente una bufonada. La palabra se queda muy corta, si encima eres la nación más poderosa del mundo, con capacidad para poner al infame verdugo pies en polvorosa haciendo ¡chas! con los dedos y en cuestión de segundos.

Lo dice muy bien un comentario leído en Público y firmado por Wilma: "La administración estadounidense, apelando a la "paciencia", quiere ganar tiempo para que los golpistas acaben por imponerse... Si EE.UU. respetara el estado de derecho debería retirar a su embajador de Honduras ¡¡ya!! Los golpistas tienen las manos manchadas de sangre y no tienen nada que negociar, deben ir directamente a la cárcel por haber atentado contra los derechos humanos del pueblo hondureño."

Y después de encarcelarlos, añado yo, ya podríamos entrar en esos detalles que señala el Sr. Vargas Llosa y que, a lo mejor, convendría revisar con lupa. Pero lo primero es lo primero. Y lo primero es la democracia. Fuera los golpistas del poder.

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