La democracia -nuestra democracia- es imprescindible y urgente en muchas partes del mundo, pero sobre todo en dos: Cuba e Irán. En Irak, por ejemplo, ya la hemos instaurado y andan la mar de contentos. Es cierto que quedan otros muchos países por democratizar -Arabia Saudita o Corea del Norte, por ejemplo-, pero no tememos que peligre el libre acceso a sus reservas petrolíferas o que nos lleven la contraria de forma seria, así que la cosa no es tan apremiante. Cuba, que es casi un caso perdido, no nos aporta oro negro ni nada de nada, pero su insolencia merece un castigo que tarde o temprano llegará. Irán, en cambio, aunque parezca que no se mete con nadie, es un país asentado sobre una de las mayores bolsas de crudo que existen y, desde que los ayatollahs derrocaron a nuestro Sha, se han vuelto díscolos y egoístas con ese subsuelo que, en justicia, nos pertenece. Allí aún podemos hacer algo. Ahmadineyad ha cometido un fraude electoral de dimensiones épicas -quién puede siquiera dudarlo- y Mousavi -nuestro hombre- es el vencedor por goleada. A ver si, mediante SMS y vídeos de móviles distribuidos por internet, el mundo se da cuenta, pardiez, que sólo Aznar parece tenerlo claro de verdad.
Aunque siempre habrá ingenuos, como Thierry Meyssan, que no entienden de qué va esto de la democracia. Miren lo que dice, el muy desgraciado: "Por mi parte, yo me considero un demócrata. Yo doy la mayor importancia a la voluntad popular. No entendí por qué había que proclamar la victoria de George W. Bush sin terminar el conteo de los votos de los electores estadounidenses de La Florida. Tampoco entendí por qué, como lo hizo la burguesía de Caracas, había que felicitar a Pedro Carmona por encarcelar a Hugo Chávez, el presidente que el Pueblo venezolano había elegido. No entiendo por qué hay que llamar «Señor Presidente» a Mahmoud Abbas cuando impide la elección de sucesor secuestrando a los representantes del Pueblo palestino en los calabozos israelíes. No entiendo por qué se está preparando la aplicación del Tratado Constitucional Europeo, con un nombre diferente, cuando ese tratado fue rechazado por los electores europeos. Y en este momento, no veo en nombre de qué fantasmas tendría yo que alentar a la población de los barrios del norte de Teherán a pisotear el sufragio universal, y a imponer a Mousavi en el poder cuando el Pueblo se pronunció mayoritariamente por Ahmadineyad."
¡Y se declara demócrata, el tío! Qué sabrá él...
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