Cuando Bush ganó sus segundas elecciones presidenciales, Michael Moore publicó, en su blog, el retrato del prócer tejano, compuesto por miles de fotos de los soldados norteamericanos caídos en Irak. La imagen, dispuesta sobre un fondo negrísimamente negro, ocupó por completo el espacio internáutico de ese agitador de conciencias a escala mundial. Durante varios días, no se mostraba más información que ésa. Supongo que, en ese tiempo, el sitio recibiría muchísimas visitas buscando algo de consuelo, una explicación, algún comentario balsámico ante la funesta realidad. Finalmente, Moore retomó la actitud combativa a la que nos tiene acostumbrados, pero lo cierto es que anduvo mudo muchísimas horas. La consternación, a veces, tiene estas cosas.
Confieso que algo de eso me pasa desde la misma noche de las elecciones europeas, pero yo no tengo retrato alguno que poner, ni mucho menos las caras con las que componerlo (¿cuántos millones de europeos dice que votaron a la derecha?). No hay nadie a quien pedirle cuentas, la realidad es la que es y algunos seguramente estamos muy, pero que muy desfasados, pretendiendo subvertir el orden natural de las cosas. Las cosas son como son y no vas a venir tú a estas alturas a cambiar nada.
A falta de algo más apropiado, me ha dado por acompañar esta mísera entrada con una imagen de Wall-E deambulando, en un paisaje polvoriento, entre toneladas de basura. Perdón.
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