Por lo visto, la mayoría de la población española está en contra de que las adolescentes aborten sin permiso paterno. No me extraña que la encuesta así lo refleje, porque en la misma pregunta va implícito el resultado apetecido. No debe ser plato de gusto que a nuestra princesa le dé por guiarse en la vida a nuestras espaldas y mucho menos en asuntos de tanta importancia. Así que, si te preguntan: "Está usted a favor de que su hija se marche de casa a los dieciséis sin pedirle permiso?", la respuesta sería similar, ¿no?. A ver quién es el guapo que quiere que tal cosa suceda.
Sin embargo, falta algo de sosiego en la forma de tratar el tema, algo que sin duda está motivado por las fechas preelectorales en las que nos encontramos. La polémica desatada en torno a la ley de interrupción voluntaria del embarazo parece que impide ver a quienes tanto la denostan que igualmente protege a las menores que libremente decidieran ser madres, aún en el caso de que sus padres quisieran prohibirles seguir adelante con el embarazo. Si hubieran preguntado: ¿Está usted de acuerdo con que su hija embarazada quiera dar a luz un hijo sin pedirle permiso a usted ni contar con su autorización?, probablemente la respuesta habría sido: "Hombre. Preferiría que contara conmigo, pero si ése es su deseo...". Pero también puede haber padres que contesten: "De ninguna de las maneras. Va a abortar mañana mismo. Vaya que si va a abortar."
Pues eso, poder ser madre aunque tus padres pretendan que abortes, es ya legalmente posible, gracias a la tan denostada ley. Seguro que los provida ("Todos fuimos embriones") no lo verían mal en ese caso. Lo que pasa es que, con tanto grito, me da que ni se enteran.
Y si algún padre piensa que la confianza de su hija hacia él depende de que exista o no una ley más o menos progresista o restrictiva, entonces es que no ha entendido nada.
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