sábado, 31 de octubre de 2009

Escenas celestiales XXVIII


- Luego está el problema de los egos que, muchas veces, acaban adueñándose por completo del alma de las personas. La cosa se vuelve tremenda cuando ya no se sabe bien qué fue del niño o del humilde muchacho -si lo hubo- que acaso una vez habitó en ese cuerpo que más tarde se maneja con insultante altanería y modales despreciativos. Esas personas se creen el hoyo del queque* y no hay quien les tosa. No son personas, sino personajes. Esos personajes que ellos mismos se han labrado y finalmente ellos mismos se han acabado creyendo. Cuando mueren, hay que filtrar sus almas, hasta dar con su esencia. Limpiarlas del ego. A eso me dedico yo.
- Interesante.
- Ya lo creo. Les quitas el personaje y literalmente los dejas en pelotas. Y, desnudos ya de la autoridad y prebendas que les confieren sus personajes, se quedan sin saber qué hacer ni qué decir. Se quedan que ya no son ellos. Callados. Circunspectos. Sin decir esta boca es mía. Apenas una sombra de lo que fueron. En el cielo no entra la vanidad. No puede entrar. Así que los que en vida se vanaglorian de sí mismos lo llevan crudo. Como aquél que allí ves. Nunca dice nada.
- ¿Nunca?
- Nunca. Ni una palabra desde que llegó.
- ¿Quién es?
- Rouco Varela. ¿Te suena?

*queque: Proveniente del ingles 'cake', significa bizcocho o tarta. En Canarias se distingue de las tartas comunes por su agujero en el centro, de ahí que la expresión 'creerse el hoyo del queque' sea sinónimo de 'creerse imprescindible' o 'tenerse por el/la más importante'

1 comentario:

  1. Pobrecito este sin nombre que curra limpiando egos engordados....debe terminar exhausto.

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