sábado, 3 de octubre de 2009

Escenas Celestiales XXIV


- Partí de la Tierra hace quince mil años y desde entonces vago por este Universo. Cada mil o dos mil años me aproximo a una estrella y aprovecho para disfrutar de ese singular espectáculo que puede durar varias semanas, meses o, a veces, incluso años, dependiendo de la estrella. Esas estrellas y sus eventuales planetas son lo único que me evade de esa pesada rutina que es la negritud del espacio, la nada más absoluta. Quince mil años flotando en el éter y apenas siete u ocho episodios dignos de mención.
- Pero era tu sueño y lo has alcanzado. No sientes frío, no sientes hambre, no sientes miedo... y disfrutas de la unión más absoluta con la Naturaleza, cosmonauta. La que tú querías.
- Sé que veré galaxias de todas las formas y tamaños. Sé que me adentraré, más tarde o más temprano, en un agujero negro y más tarde en un quásar y que entonces viviré experiencias únicas, pero se me hace muy pesado el viaje entre cada episodio.
- ¿Y qué prisa hay? En el cielo, todo llega. Es una de las cosas buenas que tiene. Te queda toda la eternidad por delante.
- Eso es lo grave. Me está empezando a entrar una molesta sensación de vértigo en donde solía tener el estómago.
- Es normal, no te preocupes. Dentro de unos veinte millones de años se te habrá pasado. Relájate y disfruta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se permite la entrada, cómo no, a todas las ideas.
Se prohíbe la entrada, cómo no, a cualquier insulto.