jueves, 29 de octubre de 2009

Baileys o Martini


Rigurosamente cierto: Conozco a una chica a la que, cada vez que ve algún anuncio de Martini, de ésos con gafas de sol y aroma a Dolce Vita en blanco y negro, le entran unas ganas irrefrenables de servirse un Baileys. Automático, tú. Y yo siempre pienso en el prestigioso e internacional gabinete de marketing que ideó la campaña, en la planificación de los 'spots', en su complicado rodaje con sus castings previos, su ambientación y toda su dirección artística y producción, cortes de calle en Saint Tropez incluidos. Pensaba en el compositor de la banda sonora, en el montador y en la agencia contratante de la publicidad en los medios. Una millonada en dineros y recursos de todo tipo, para vender Martinis... y a mi amiga van y le activan la pituitaria del Baileys.

Quiero decir con esto que nunca sabes por dónde va a salirte una campaña publicitaria. Por muy experto que seas y por muy atados que creas tener los cabos, el desenlace puede ser sorprendente. Lo mismo que los viajeros al centro de la Tierra en la novela de Julio Verne, que se adentraban por un volcán de Islandia y reaparecían por otro volcán en el mismo sur de Europa, ¿o era al revés? ¿Les apetece un Baileys? Invita la casa.

3 comentarios:

  1. me apetece...que todo sugiera algo distinto, yo cuando veo el anuncio de Martini me apetece un beso...jatetu

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  2. Pues yo cuando me bebo un martini,me apetece ver el anuncio.Soy un perro de Pavlov al revés...

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  3. No será el anuncio de Baileys lo que quieres ver...

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