Rafael Hernando podría muy bien tenerse por ciudadano modélico. De hecho, yo creo que se tiene. En sus momentos de reflexión, tal vez barrunte para sí que mucho mejor le iría a este país si el españolito de a pie le tomara a él como ejemplo de actitud ante la vida y ante las cosas. Su agraciado porte tiene algo de dandy y se le ve acostumbrado a ser bien recibido y a granjearse simpatías allá donde vaya. Su eterno y confiado gesto sonriente le delata. No parece haberlo pasado mal nunca. Es la viva imagen del triunfador con clase (nada de ir por ahí presumiendo de abdominales, no señor).
Al hilo de estos exhaustivos razonamientos, acabo de llegar a la conclusión de que este señor debe de ser muy gracioso en sus círculos sociales. Sin duda, la gente se parte la caja con él, obnubilada. Tal vez por eso dice que lo de Vic no es un problema de xenofobia, sino básicamente de liquidez... y se queda tan ancho, porque se admira de su ocurrencia, porque para eso es portavoz de inmigración del PP... y porque seguramente lo piensa de verdad. Si hubiera dinero de sobra, nos viene a decir, seríamos hospitalarios con los extranjeros como el que más, vive dios. Pero la hospitalidad también tiene su coste y, al no haber dinero, no se puede ser hospitalario. Elemental. Si los negros, los esquimales, los indios yanomamis o los campesinos esteparios de Mongolia ofrecen al viajero todo lo poco que tienen es porque son casos perdidos que nunca han oído hablar de lo que es un ciudadano modélico. Gentes atrasadas, que no saben de qué va esto de vivir desarrolladamente.
Lo de Hernando es como el viejo chiste del chófer de guagua que recrimina la falta de educación a un joven que no le cede el asiento a la pobre anciana que permanece de pie. El joven dice: "No. Educación sí que hay. Lo que no hay son sitios." Graciosísimo... ¿verdad, Rafael? Para partirse la caja...
y es que una cosa es liberalizar los mercados y bienes de consumo y otra muy distinta es la libre circulación de las personas. hasta ahí podríamos llegar. ya lo decía claramente el obispo de san sebastián, preocupaciones morales mayores tenemos ya con el laicismo que impera en este país, como para tener que ocuparnos de los desposeidos que recalan en nuestras fronteras. me pregunto qué duraría el osea éste, al otro lado del muro que pretende levantar. solidaridad pepera, no nos queda na.
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