El congreso hondureño ha dictaminado que no es delito haber llevado a cabo un golpe de estado. Se concede una amnistía general a quienes lo perpetraron y el candidato elegido en los comicios de noviembre, Porfirio Lobo, va a acompañar mañana mismo a Zelaya desde la embajada de Brasil hasta el aeropuerto de Toncontín, para que se marche del país, porque, como ha señalado el propio Lobo a los medios, "¿Se imaginan empezar un gobierno con un presidente en una Embajada?, ¿ahí, encerrado? (...) No es justo y no es digno para un presidente" No, justo no es, evidentemente.
Se cierra así el expediente 'Honduras' y sólo queda unirse en la impotencia al comentarista Perplejo cuando, al hilo de esta penosa noticia, dice lo siguiente: "Felicidades a la oligarquía, una vez más han conseguido el poder, que sus crímenes queden impunes, que un presidente elegido por el pueblo tenga que salir de su país por la puerta de atrás y que a todo esto el "mundo libre" lo llame democracia."
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