sábado, 5 de septiembre de 2009

Escenas Celestiales XX


- Esto no es el Cielo, ¿verdad?
- Me da a mí que no. Más bien parece el Limbo.
- ¿Tú tienes idea de por qué estamos aquí?
- No habremos sido lo suficientemente buenos.
- Pero si en vida fui siempre la mar de bueno con todo el mundo. Mis amigos me apodaban 'Cachito de Pan'.
- Pues a mí me pasa algo parecido. Nunca me metí con nadie.
- ¿Cómo te llamas?
- Diógenes. ¿Y tú?
- Ardilla Que Ríe.
- Yo viví en Grecia, en el siglo IV antes de Cristo.
- ¡Claro! ¿Cómo pretendes estar en el Cielo, si naciste antes de que Cristo hiciera su trabajo de redención y de promesa de la vida eterna? En cambio yo nací en el siglo X después de Cristo, en algún lugar de las grandes llanuras de los Apalaches. Debería estar en el Cielo.
- Para nada. Perteneces a un mundo cuya existencia Cristo jamás mencionó, porque probablemente la desconocía, y moriste mucho antes de que el Cristianismo pudiera llegar a tu continente para salvarte.
- Somos unos pringados.
- Y Dios un chapucero.
- Por no decir algo más fuerte.
- Efectivamente.

4 comentarios:

  1. Genial. Da mucho que pensar.
    Un saludo Miguelo, se te nota tu educación germánica, blog ameno, ágil, actualizado a diario y con temas y música variada e inteligente.
    Enhorabuena.
    P.D: Lo de la educación germánica lo digo por la actualización diaria, que hay otros que tardan siglos en volver a escribir. Lo demás supongo que sale de tu cabeza bien amueblada.
    Son.

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  2. Me tienes liada con este cielo...que yo sepa los que no creen en el cielo de los cristianos desaparecen chis pum. Vamos que solo van ellos y el resto al infierno o al limbo, purgatorio...¿me falta algún sitio?

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  3. Hola, Amarillolimón. He situado a Ardilla Que Ríe y a Diógenes en el Limbo. Efectivamente, una de las cosas que más me desconcierta de los misericordiosos cristianos es su aparente indiferencia hacia todos los que jamás podrán entrar en su cielo prometido. Que no entre alguien que se ha portado mal lo entiendo, pero dejar fuera a los nacidos antes de Cristo o a los que nunca tuvieron la oportunidad de conocer su mensaje por motivos ajenos a su voluntad me parece de una crueldad hasta cierto punto sádica.

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  4. Y a Anónimo (Son): te agradezco sus palabras y las tomo como un grato mensaje de ánimo. Gracias de verdad.

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