- Conozco a gente que odia el ballet.
- Entonces éste no es su Cielo, obviamente, porque aquí estamos siempre bailando ballet contemporáneo, que el clásico tampoco nos va.
- Estupendo. ¿Y quién pone la música?
- Stockhausen en persona, por supuesto. Bueno, en alma, quiero decir.
- Pero yo no soporto la música de Stockhausen.
- Entonces éste no es tu Cielo, obviamente, porque aquí no escuchamos otra cosa. Éste es el Cielo de los que amamos el ballet contemporáneo y a Stockhausen y no pensamos en nada más.
- ¿Y qué hago ahora?
- ¡Qué vas a hacer! Seguir buscando, claro. Eres uno de esos raros casos que no saben decidirse por un Cielo determinado. ¿Qué eras en vida, si se puede saber?
- Pues de todo un poco, músico, ilustrador, diseñador, lector empedernido, observador de los acontecimientos, aprendiz de mucho, maestro de nada, viajero febril...
- ¡Claro, así no hay forma! Sin embargo, debe de haber algo pensado para ti, amigo, y te deseo que lo encuentres ponto. Adios.
- Gracias y, mejor, hasta la vista.
- Hasta la vista, ¿por qué? Lo más seguro es que no volvamos a cruzarnos nunca más. Tú en tu Cielo y yo en el mío. Así ha de ser.
- Hombre, como en el mío también habrá ballet del bueno, pensaba que igual te darías un garbeo por ahí...
- ¿Y pasarme media eternidad buscando tu Cielo? Ni que estuviera loca.
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