lunes, 13 de abril de 2009

Relativismo


Desde hace algún tiempo, el imponente programa Callejeros, de la Cuatro, nos acerca al lujo totalmente inalcanzable que anda parapetado tras los muros, las cuentas polimillonarias, los cristales blindados y los seguritas terminators. De la mano de los reporteros y sus cámaras, cientos de miles de personas entramos en la tienda madrileña de Cartier -quién nos lo iba a decir- y somos bienvenidos y amablemente atendidos por Simoneta Gómez-Acebo, la sobrina del rey -¡quién nos lo iba a decir!. El valor de las joyas -las hay para todos los gustos, a decir de Simoneta- oscilan entre los 400 y los nosécuántos millones de euros. Efectivamente, para todos los gustos. El periplo continúa por otras joyerías, concesionarios de Ferrari, embarcaciones deportivas de hipermegalujo y enotecas con botellas de vino a 7.225 €. 

Cuando a los amables dependientes se le pregunta cómo es que hay gente dispuesta a pagar 7.225 € por una botella de vino o nosécuántos millones por un brazalete, la respuesta es más o menos así: "Es todo tan relativo. Unos se gastan millones en una casa de ensueño y otros, en cambio, prefieren gastarse los dineros en joyas." 

Léan el entrecomillado las veces que quieran. En la segunda frase, pueden intercambiar 'casa' y 'joyas' por 'coche', 'barco', o 'gominolas' indistintamente, como ustedes prefieran, porque esto es un dato menor que no debe distraerles del verdadero meollo de la respuesta: "Es todo taaan relativo..."

Y no pude evitar acordarme del relativismo que todo lo invade y que tanto denuncian los que andan verdaderamente preocupados por el devenir de la humanidad. Y no puedo por menos que darles la razón. Hay que acabar con el dichoso relativismo. ¿Qué es eso de andar intercambiando el valor de las cosas de cualquier manera? Cada cosa debe ir en su sitio y hay que saber en todo momento qué es lo que importa más. Es más importante una casa que un yate. Y es más importante una botella de vino que un brazalete. Bueno no, el brazalete es más importante que la botella. -"¡Qué dices, chemari!"- Ay, no. La botella es más importante que el vino. Vaya, me he vuelto a liar. 

Si es que, en el fondo, son buena gente. Tienen las cosas muy claras y no relativizan pero nada de nada de nada. Sus bodas 'imperiales' son sólo para despistar.


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