- ¿Esto es muy grande?
- Más de lo que puedas imaginar.
- No se ve mucha gente por aquí. Apenas algunos puntitos que vagan plácidamente entre tanto fondo blanco. ¿Dónde está todo el mundo?
- ¿Quieres ver a todo el mundo?
- ¿Se puede?
- Claro. Tú sólo deséalo. Dí: "Quiero ver a los 100.000 millones de personas que han fallecido desde el inicio de los tiempos."
- "Quiero ver a los 100.000 millones de personas que han fallecido desde el inicio de los tiempos."
Una especie de potaje de lentejas instantáneo apareció ante sus ojos. ¿Lentejas? ¡Qué va! Apuntó la vista hacia las caras distinguibles de las primeras filas y se estremeció al comprender que se encontraba ante una masa humana miles de veces mayor que la que cualquier mortal podría presenciar jamás. Llegaba hasta el horizonte -si es que allí había tal cosa- y parecía perderse más allá. Miró a su alrededor y pudo comprobar que el paisaje era el mismo en todas las direcciones. Él era el centro de aquel inmenso glosario de almas felices con bocas sonrientes y ojos que apuntaban a los suyos sin parpadear.
Pon tú que fuera por un súbito acceso de locura o pon tú que fuese por la ciega afición al género 'gore' que le acompañó compulsivamente hasta el último de sus días en la Tierra. El caso es que a nuestro hombre no se le ocurrió otra cosa que decir, dentro de su estado de perenne felicidad recién adquirido: "Quiero que todas estas cabezas revienten y lo dejen todo perdido de sangre, a la de ya."
No quieras ver la que se armó.
salvaje....con lo poquito que me gusta la sangre fuera del cuerpo
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