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Me da a mí que el escritor y matemático Carlo Frabetti da en el clavo cuando plantea la posibilidad de un hipotético servicio de salud en manos de los Testigos de Jehová. Un servicio médico que siempre esgrimirá una férrea objeción de conciencia a la hora de realizar transplantes de sangre, por ejemplo. Imaginémoslo, no cuesta nada. Al fin y al cabo, es lo mismo que hacen los médicos católicos que objetan ante la interrupción de un embarazo. En el rechazo efectivo a realizar transfusiones, la moral del personal sanitario permanece intacta e inmaculada, seguramente han dado el paso necesario para ganarse el cielo, mientras los cadáveres de los enfermos mal atendidos se les amontonan en las morgues y en los pasillos. Pero no me quiero extender. Les recomiendo el artículo de Frabetti, que no tiene desperdicio.
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