Hay una imperiosa necesidad de sentirnos seguros que lo traspasa todo. Lo mismo nos convierte en soñadores en busca del santo grial como en siniestros pervertidores del alma propia o de los otros, que tanto da. A veces, de tanto querer a dios, aparecen el diablo y sus tormentos. Un niño puede sentir pavor ante su ángel custodio, vaya que sí. El mundo que nos rodea puede ser muy pequeño y más cerrado aún, tanto como queramos. Podemos acabar siendo monstruos sin enterarnos. O caer en un pozo del que nunca más lograremos -ni querremos- salir. La película de Javier Fesser es bella, brillantemente sutil y espléndida. Dibuja un paisaje humano de complejísimos claroscuros. Aguardando un milagro, los protagonistas arrastran a duras penas el pecado original y una existencia que se les desmorona irremisiblemente, con la fe como único asidero. El amor también aparece, aunque en la dirección equivocada -esas flores a Escrivá- y la compasión por la niña que se muere se troca en un desconcertante aplauso en las mismas puertas del cielo. El espectador se asoma con asepsia a comportamientos de humanos alienados, que le resultan cuando menos chocantes, con códigos de conducta casi inexcrutables y un reverencial culto al líder. Una secta, en definitiva. No hay caricatura posible. No hay insulto alguno, por mucho que insistan. Lo que hay es diagnóstico.
1. Conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica.
2. Doctrina religiosa o ideológica que se diferencia e independiza de otra.
3. Conjunto de creyentes en una doctrina particular o de fieles a una religión que el hablante considera falsa.
Dudo mucho que la forma de vida elegida por sus integrantes esté inspirada en la matriz original del cristianismo. Más bien va a ser que no. Lo dice muy bien Manolo Saco en su blog: "Una de las grandes aportaciones del Opus Dei al corpus ideológico de la Iglesia es la demostración de que los ricos sí pueden ingresar en el Reino de los Cielos, por muy listo que se haya creído el hijo de su dios."
Breve, demoledor y excelente. Diagnóstico pleno.
ResponderEliminarLa frase de Manolo Saco, brillante.
Gracias por tu comentario. Yo también seguiré tu blog.
Saludos
Antonio