viernes, 10 de junio de 2011

Prohibir el arcoíris


La escuela católica de secundaria Saint Joseph de Mississauga (Ontario, Canadá) ha decidido prohibir los arcoíris en su centro por considerarlos un símbolo ligado al Orgullo Gay.

En todos los colegios en los que he estado, aunque sólo fuera de visita o de paso, hay dibujos con arcoíris por todas partes. El arcoíris es probablemente el 'objeto' de la naturaleza que más fascina a los niños y se identifican con él por su colorido, asociándolo a los cuentos, a los sueños, a la felicidad y a la alegría. Se supone, además, que el dios católico es el padre del invento y que, cada vez que llueve y después hace sol, les estaría lavando la cara a estos curas canadienses, dejándolos en ridículo. Pretender ver en el arcoíris de los niños el apoyo infantil a los movimientos gay -y repudiarlo, como si fuera algo malo- sólo demuestra los terribles niveles de obsesión y paranoia de la religión católica, además de su profunda raiz intransigente y homófoba.

Es un auténtico caso de psiquiatra, como aquel chiste del niño al que sitúan ante las manchas de un test de Rorschach y siempre contesta que ve parejas follando. Cuando sus padres, alarmados, acuden ante el director y ven las cartulinas, le increpan: ¡Hombre, Sr. Director, es que usted también le pone delante unas cosas al niño que...!

Lo próximo será prohibir el rojo, supongo.

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