martes, 7 de junio de 2011

Crónica de una muerte silenciada


Me llega a través de Facebook la noticia de que ha muerto el compañero Indignado al que la policía de Cataluña reventó el hígado y un pulmón en la 'contenida' acción de desalojo de la Plaza da Cataluña (¿pulmón? ¿hígado? ¿no era el bazo?). Intrigado, busco por las portadas de los principales periódicos y no encuentro ninguna confirmación de la noticia. Tal vez cuando usted lea estas líneas ya se haya desmentido lo que solamente era un simple rumor (ojalá) o confirmado el peor de los desenlaces posibles a una carga policial que en cualquier caso jamás debería haber tenido lugar. Pero, de ser cierto esto último, el estado de derecho (así, con minúsculas) se habría cobrado una víctima en la persona de un manifestante pacífico, hecho que, como mínimo, debería implicar la dimisión del conseller Felip Puig. Pero claro, nuestro estado de derecho es una democracia y el muerto sería, llegado el caso, un simple perroflauta lleno de piojos que estaba haciendo el ganso en lugar de trabajar. ¿A santo de qué iba usted a pedir a nadie rendir cuentas?

De todas formas, si esto fuera finalmente desmentido (que ojalá, repito) sustituya usted entonces Plaza de Cataluña por Altos del Golán, Indignados por Palestinos y policía por ejército israelí. Ponga, además, en lugar de uno, 23 muertos más 300 heridos. ¿A que le sigue dando pereza pedir cuentas? ¿Qué tenemos hoy de cenar?

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