martes, 2 de febrero de 2010

¡Plas, plas, plas!


¿Saben ustedes de esas escenas en las películas de serie B en las que el malo (un rufián, un psicópata o un monstruo de dientes largos y garras afiladas tipo Alien) está a puntito de merendarse al penúltimo pobre indefenso y dejarlo todo perdido de sangre y vísceras, cuando en ésas llega el bueno y se carga al bicho? Suele suceder en esos momentos que el cine prorrumpe en aplausos y el regocijo y la algarabía se adueñan de la sala. La bestia ha recibido su merecido y el público respira aliviado.

Los ciudadanos estamos acostumbrados a que determinadas decisiones políticas contrarias a derecho acaben prosperando muy en contra del interés general. Lo vemos demasiado a menudo. Es la bestia que se va zampando hoy esto y mañana aquello, sin que nadie la pueda parar y a nosotros nos toca mordernos los dientes.

Por eso mismo, resulta muy gratificante que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid le haya parado los pies a la bestia, al resolver que no es de interés general -y que es, por tanto, ilegal- el campo de golf de gestión privada construido en el suelo público de Chamberí donde el distrito madrileño esperaba un parque. La Comunidad Autónoma de Madrid, presidida de aquella manera por Esperanza Aguirre, se la envaina y tiene que recular, porque un grupo de ciudadanos no estaba dispuesto a consentir que su señoría les pasase por encima a golpe de decreto y la Justicia les ha dado la razón.

Desde aquí envío mi aplauso y mis felicitaciones a don Hugo, coordinador de IU-Chamberí, y a todas las personas -jueces incluidos- que han hecho que, al menos por esta vez, prevalezca el derecho sobre la prepotencia y el avasallamiento. Y sobre el interés de unos pocos.

2 comentarios:

  1. A mí también me parece perfecta la sentencia, y esperemos que sirva de precedente (en teoría tendría que servir) para futuras injusticias. Es una aberración que, con la necesidad de viviendas y parques que hay, se destinen metros y metros cuadrados de terreno para que se diviertan unos cuantos. Aquí tenemos el ejemplo evidente de las extensiones de terreno para este menester de Jinámar o la subida de Juan Carlos I. ¡¡ Los que quieran jugar que se vayan al campo de golf de Maspalomas, coño que no son tantos !!. Y a estos deportes de élite no tiene acceso el pueblo llano. Justicia, vamos a ver si la cosa se va encaminando.

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  2. Y lo peor es que, detrás de la jugada, estaban los intereses y chanchullos de los amigotes, así que alguien debería ser empurado por la gamberrada. Habrá que ver si la fiscalía actúa en consecuencia y si, además, los jueces obligan finalmente a la Comunidad a quitar el campo de golf y a dotar al distrito del parque que tanto necesita.

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