Que España y su modélica transición a la democracia son un envidiable ejemplo para el mundo entero es algo que vengo oyendo desde que tengo uso de razón. Pero Uruguay, al que situábamos durante todos estos años poco menos que en el alpendre del huerto que se esconde allí por donde el patio trasero de la democracia, acaba de endilgarle otros 30 años de condena -ya estaba cumpliendo otros 30, por homicidio de 14 paisanos- a su dictador particular, Bordaberry. Los uruguayos nos han adelantado por todos lados, y sin Ferrari, que lo sepas.
Modélica... ¡Ja! Aquí, Franco sigue presidiendo con todos los honores la cripta más lóbrega bajo la cruz más grande del país, sin que pase nada de nada. Una vergonzante Ley de Amnistía que choca con el Derecho Internacional le sirve de coraza al ferrolano y a los que le doraron las píldoras durante 40 años. A la mínima que un juez trata de hacer justicia con las víctimas de la generalísima dictadura es acusado de prevaricar, jugándose el puesto para el resto de su vida. Y en el mismo país, otro juez que ha ejercido la prevaricación más escandalosa para beneficiar a su amigo del alma, -reconocido por él mismo- se va de rositas (no, no se va, se queda de rositas). Me dicen que la mayoría de los actuales integrantes del Consejo General del Poder Judicial juraron defender los principios del Movimiento Nacional y, claro, un juramento es para siempre, como los diamantes, quillo.
Es verdad que cada cuatro años votamos, que los sindicatos se han puesto horizontales, que podemos reunirnos más de tres en la calle o gritar improperios a la autoridad (¡de Juan Carlos y Sofía para abajo, cuidado!), que el Partido Comunista está legalizado y que yo puedo decir lo que quiera en este blog porque ya no existe la Ley de Vagos y Maleantes, pero, señores, esto sigue siendo una democracia orgánica a todos los efectos. La transición sólo ha sido la adecuación del escaparate para seguir vendiendo más de lo mismo. Y, aunque el escaparatismo -es bien sabido- de siempre se nos ha dado fatal a los españoles, esta vez la cosa quedó muy bien atada, para sorpresa y regocijo de los dueños de la tienda, que siguen teniendo a la justicia de su parte después de 70 años. De ahí lo modélico.
...y tan orgánica. Vamos, yo incluso la llamaría (no sé si la definición ya está en uso) democracia relativa. No puedes opinar sobre ciertas cosas porque lo dice la Constitución. Se ilegalizan partidos, que a su vez han sido votados por una parte de la población, pero eso no cuenta, y que no te pillen hablando con alguno de esos porque te ilegalizan a ti también. Votas a uno, pero luego, al no conseguir mayoría, se alía con otro al que no puedes ni ver y tu voto se transforma en algo que tú no querías...Y en cuanto a la economía, puedes opinar e incluso lanzarte a una huelga general, pero al final, los que mandan y deciden son los de siempre, esos a los que les importa la democracía un pepino, y que gobierne quien gobierne, seguirán sin perder un ápice de su poder. Triste realidad. La transición democrática fué algo que estaba cantado, y que habría llegado de cualquier forma, pero Franco ya había planeado la configuración de la España actual, en la que siguen dando coletazos de manera solapada los hijos y nietos de sus adláteres.
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