domingo, 21 de febrero de 2010

Domingo feliz


Les pongo en situación: yo era sólo un niño y acababa de escuchar en misa la letanía desafinada y desacompasada de una grey tristona y oscura, con demasiada laca en el pelo y con enormes gafas ahumadas para camuflar convenientemente las miradas escrutadoras. El fraternal saludo de la paz les era negado por mis religiosísimos familiares a los mendigos malolientes, ante mis propios ojos. A los veinte minutos de eso, llego a la casa de mis queridas primas donde está sonando el disco que hoy les traigo en formato YouTube. Te quedas maravillado, escuchando el single una y otra vez, mientras te explican que ésa es la música que se canta en las iglesias de EE.UU. ¿Acaso no empezaron ahí mis dudas sobre la veracidad de la religión católica? Esas dudas fraguarían años más tarde en mi actual descreimiento generalizado hacia todos los cultos y religiones, así que, si algún cura católico me está leyendo, que sepa que a sus pomposos pero cansinos ritos les falta, como mínimo, algo de alegría. Se lo digo por aquello del marketing y tal. De nada.

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