miércoles, 24 de febrero de 2010

No os arrepentiréis


Al pobre párroco Samuel Martín Martín le ha caído la negra. Su sangre efervescente de 27 años le conminaba con insistencia y reiteración a llevar al prójimo hasta la extenuación sexual, con tal de hacerle feliz... y, ya de paso, hacerse con unas perrillas, que nunca vienen mal, ¿verdad, Rouco?

Se ofrecía solícito en los periódicos locales, en anuncios por palabras, de esta manera: "Hombre heterosexual para mujeres y parejas. En Toledo capital. Fotos reales. Bien dotado (15cm) para tu placer y felicidad. 15 minutos: 50 euros, 30 minutos: 75 y una hora: 120 euros. Estoy abierto a todo excepto al sado. No os arrepentireis, os haré gozar de felicidad como nunca".

Vivía Samuel feliz con sus furtivos amancebamientos hasta que se le ha descubierto intentando vender en internet un lienzo patrimonio de la iglesia en la que trabajaba. También se le acusa de haberse quedado con 17.000 euros de diversas hermandades, para gastárselo en líneas eróticas y otros servicios porno de pago. No le ha quedado otra que el arrepentimiento y eso ha hecho, confesándose públicamente ante su grey.

Aún así, ha sido fulminantemente cesado. Entiendo que por el robo y malversación del dinero y no por la cuestión sexual en sí misma, que en todo caso se limitaba a relaciones consentidas entre adultos y sin niños de por medio (¿lo pillan?). Todos somos pecadores, pero unos más que otros. Y Samuel no es, me temo, de los peores. Hay otros que también deberían arrepentirse o ser fulminantemente cesados. Y con más motivos.

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