Obama se ha puesto manos a la obra para merecer el recién recibido Premio Nobel de la Paz, impulsando de entrada el gasto militar más alto de la historia de los EEUU. ¿Qué otra cosa podría hacer, si ha de mantener la ocupación de Irak, Afganistán y Pakistán y ellos no se dejan? ¿Qué otra cosa podría hacer, si no paran de salirle enemigos? Y esta vez son China e India, nada menos. (¿Que no sabían ustedes nada de los aviesos planes de China e India para invadir Delaware un año de éstos?) Barack lo tiene claro: Lo que su país lleva a cabo en esos países -y en los que haya menester- son 'guerras justas'. En inglés se dice 'just wars', que también viene a ser lo mismo que decir 'sólo guerras' o 'apenas guerras'. Fruslerías. Nimiedades.
Las guerras son para los EEUU -y en palabras de Mariano Rajoy- las pequeñas cosas de la vida. Incidencias que no enturbian el ánimo lo más mínimo. Más bien al contrario: son un excelente dinamizador para la economía del país que más armas fabrica en el mundo. Ahora que lo pienso, quizás por eso dice que son justas. Algo que estimula el mercado tiene que ser, por definición calvinista, justo.
Abandonamos Washington DC por ahora, para centrarnos en Haití, donde los países de la ALBA redoblan sus esfuerzos y asistencias a la población, aportando comida y medicamentos e instalando carpas para la asistencia sanitaria y para la alfabetización (¡La alfabetización! ¿Qué pretenden? ¿Qué aviesos fines persiguen?) Estos países han puesto a sus especialistas -arquitectos, ingenieros, obreros- a las órdenes del gobierno del país, para participar en la reconstrucción de las zonas afectadas. Venezuela suministra de forma gratuita (¡Gratis! ¿Qué pretenden? ¿Qué aviesos fines persiguen?) el combustible necesario para mantener las fuentes de energía y ya ha condonado a Haití la deuda externa (¡Condonan la deuda externa! ¿Qué pretenden? ¿Qué aviesos fines persiguen?).
Burda propaganda bolchevique. Son las cosas de Chávez, ese impresentable gorila comunista y dictador, que no tiene ni idea de lo que es justo y que nunca, nunca, nunca, ganará un Nobel de la Paz. De esto último pueden estar ustedes bien seguros.
Recuerdo que durante la campaña electoral en la que Obama figuraba como el candidato con más posibilidades, alguien me sugirió que las cosas iban a cambiar en los EEUU. Yo, que siempre intento ver el vaso medio lleno pensé "ojalá"; pero está claro que al armamento que se fabrica hay que darle salida y eso no lo cambiará Obama ni ningún otro, que ya tenemos muchos enemigos. Lo demás, alfabetización, alimentos, sanidad...bahhh, nimiedades, quién necesita eso. Se acaba de editar un libro "Cowboys del infierno" escrito por un ex-sargento de los marines americanos, Jimmy Massey, en el que te puedes tropezar con perlas del tipo: "Tengo 32 años y soy un asesino psicópata entrenado. Las únicas cosas que sé hacer es venderle a los jóvenes la idea de enrolarse y matar" o cuando la invasión de Iraq "...a mi pelotón le tocó ir a los lugares que habían sido del Ejército Iraquí y vimos miles y miles de municiones en cajas que llevaban la etiqueta norteamericana, cajas con la bandera y hasta tanques; mis soldados me preguntaban porque había municiones de nuestro pais en Iraq". Sobran las palabras. Es siempre lo mismo. Bueno, y no les darán el nobel ni a Chávez, ni a Castro ni a Morales; tampoco se lo dieron a Gandhi "el mundo está mal repartido".
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