sábado, 6 de febrero de 2010

Escenas Celestiales XLII


- Es absurdo este lugar.
- ¿Por qué lo dices?
- Por muchísimas cosas, pero, sobre todo, porque no puedo anhelar nada sin que se cumpla de inmediato.
- Pero eso es lo que todo ser humano querría, ¿no? Ver que sus sueños y deseos se cumplen.
- No, no, no... El placer se encuentra en la dulce añoranza del sueño incumplido. Y en la excitación de trabajar para que se haga realidad. Y lo mejor de todo es el avistamiento de su realización cuando ésta ya es inminente.
- Todo eso que dices son cuestiones que a las almas no deberían importarnos lo más mínimo.
- ¡Pero somos almas de antiguos seres humanos, no de lombrices! Yo sigo sintiendo esa pulsión. Necesito sentirme vivo. Quiero sentirme vivo de nuevo. ¡Soy una persona! ¡Quiero tener ilusiones!
- No eres una persona.
- ¡Lo soy!
- Esto no debería estar ocurriendo... ¡Seguridad!
El resto de la escena transcurrió de forma poco ortodoxa y bastante alejada de los habituales cánones celestiales. Por supuesto, lo que aconteció fue debidamente censurado, de forma que ningún alma se apercibiera de nada. Y si las almas que allí había no se enteraron, ustedes menos. Básteles con saber que el Cielo sigue siendo el lugar de los sueños cumplidos al instante. Y santas pascuas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se permite la entrada, cómo no, a todas las ideas.
Se prohíbe la entrada, cómo no, a cualquier insulto.