jueves, 22 de abril de 2010

Qué hacer


Opción A: Me sumo a la petición de los colectivos gays de impedir la entrada en España de Tarsicio Bertone, el simpático y ocurrente prelado que ha encontrado en la homosexualidad el origen de toda la pederastia que adorna su iglesia. Afirmaciones como las de este proverbial representante del Vaticano suponen la más clara apología de la homofobia y contribuyen al sufrimiento de las personas homosexuales en todo el mundo.

Opción B: No me sumo a la petición, aliento a las autoridades a que reciban a este hombre de dios como es debido y a que lo paseen sin denuedo por todos los rincones del Estado, que ya me encargaré yo de encontrar el punto más accesible de su itinerario para personarme y gritarle a la cara lo que pienso de su reverendísima persona.

Entre estos dos fuegos se debate mi alma, hermanos.

2 comentarios:

  1. no tiene verguenza este señor,bueno llamemoslo asi por educacion,y luego comenta que si tiene que decir algo lo hara solo bajo juramento.

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  2. tal y como yo lo veo, podrías hacer ambas cosas. pero recuerda que la razón no es necesaria gritarla directamente a la cara y dar pie a conceder beneplácitos ilógicos. salud

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