domingo, 4 de abril de 2010

Domingo Chicago


Domingo de resurrección, ¿no? Pues a mí me gustaría que, en un día como éste, resucitaran todas las personas a las que tanto he querido y a las que echo de menos constantemente. Desearía que estuvieran aquí. Ellas saben quiénes son. Un beso fuerte a todas ellas. Y -cómo no- el pertinente saludo al cura, que ustedes, amablemente, le harán llegar, de eso no me cabe duda. Gracias por adelantado y que disfruten de este día tan especial. Sobre todo, aquéllos que tienen la certeza de que hubo un tipo que resucitó hace casi veinte siglos, burlando así los rigurosos certificados de defunción que con gran celo expedían las autoridades sanitarias de aquella época.

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