Ah, que no, que el Cielo no ocupa lugar ni es un espacio físico, que es sólo un estado del alma, completamente ajeno a las leyes de la termodinámica, por ejemplo. Es un 'algo', en definitiva, radicalmente opuesto a todo lo conocido, sin arriba ni abajo, sin delante ni detrás, un sitio donde por lo tanto no hay conciencia del desplazamiento o de las distancias, un 'no sitio' donde ser es forzosamente distinto a lo que estamos acostumbrados. Tan distinto, que no somos (al menos en la forma en que nos gusta sentir que somos). Vendría a ser como un sueño en el que nos parecería que nos movemos, pero no lo hacemos, porque no estamos en ninguna parte. Un estado en el que el tiempo transcurre, pero sin espacio que nos acoja. Sólo tiempo. Y mucho, además. Toda la Eternidad. Nada menos.
A Javier Ortiz, algún tiempo después
Hace 1 año
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