Pues va a ser que no. Hoy tampoco hablamos del Gobierno y sí que seguimos barriendo para casa. Y con mucho gusto, además. La prestigiosa revista musical Efe Eme, en la persona de su director Juan Puchades, dice lo siguiente respecto al disco de Miguel Cedrés, el hermano mayor de Los Coquillos: “Es el disco de alguien con mucha y buena música pegada a los oídos y que disfruta enredándose entre armonías vocales, guitarras diáfanas, órganos mullidos, cuerdas etéreas, estribillos en espirales superpuestas…”.
Y uno, que ha sido testigo directo del enorme esfuerzo y la pasión invertidas en la gestación de esta obra, no puede por menos que felicitar a Miguel. También -y esto lo sabrán muy pocos- porque ésta probablemente sea la crítica que siempre esperó leer de cualquiera de sus discos con los Coquillos y que, sin embargo, nunca llegó para aliviarle el dolor de otras mucho más cáusticas y demoledoras. Suscribo todas y cada una de las palabras de Puchades, sobre todo cuando dice que "sorprende, sobre todo, la mirada limpia, que no ingenua, con la que Miguel Cedrés enfoca la vida, con un cierto optimismo realista, en esas viñetas tan bien resueltas sobre el amor o el transcurrir del tiempo". Desde que escuché el embrión, en forma de maqueta, supe que este disco iba a ser admirable y de largo recorrido pero, sobre todo, muy sincero y muy, muy personal. Una obra de arte, en definitiva.
Creo sinceramente que todos los que entonces participamos en el proyecto nos sentimos hoy un poco más felices... si cabe. ¡Enhorabuena, Miguel!
Agradable e importante noticia, y alegria por el amigo del que uno espera tenga toda la repercusion su trabajo, no sólo por la calidad del mismo, sino por el cariño con el que ha sido gestado. Y suscribo tus palabras, hoy muchos nos sentimos un poco más felices. Un abrazo.
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