Y luego está todo ese royo de la luz y de la niebla blanca y del fulgor divino y demás pamplinas. Yo no sé de dónde se han sacado todo eso, si en realidad el cielo es más oscuro que el tizón y en ningún lugar del orbe existe una negritud parecida (ni siquiera en el espacio interestelar o en los agujeros negros). Esto es algo de lo más obvio y que no se dice porque no interesa, pero tampoco hay que tomárselo a mal. ¿Qué más da que la eternidad sea opaca, luminiscente, en tecnicolor o en blanco y negro? Como las almas no tienen ojos, tanto da. Y si resulta que ven con los 'ojos del alma', suponiendo que tal cosa exista, pues lo mismo, porque verán sólo lo que quieran ver, como corresponde a cualquier creyente.
A Javier Ortiz, algún tiempo después
Hace 1 año
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