Enseñando la patita

Todas las encuestas indican que las próximas elecciones va a ganarlas de calle el Partido Peor. No está de más, por lo tanto, echar un vistazo por debajo de la piel de cordero de esa formación tan perseguida por el aparato policial, para saber lo que nos espera. Como Rajoy no dice ni sí ni no, sino todo lo contrario, y hasta Aznar cambia de discurso en apenas una semana -dejando como auténticos idiotas a los que le pagan sus conferencias a miles de euros la hora-, será mejor dejarse guiar por los ejemplos de los sitios donde ya gobiernan, para saber a qué atenernos.

En Valencia tenemos al ciudadano ejemplar Camps -Mariano dixit-, "el candidato más respaldado de la historia de todos los candidatos de todas las democracias occidentales", con sus trajes a cuestas, decretando la administración de la asignatura de 'Educación Para La Ciudadanía'... en inglés. A su alrededor y más abajo, el resto del iceberg.

En Madrid, la ciudad que en su día acogiera 'La Movida', los músicos callejeros pasan a ser perseguidos por la policía, multados y hasta desposeídos de sus instrumentos (debe de ser casi la única ciudad del mundo y de la historia en la que esto ocurre, si exceptuamos la aldea gala de Astérix). Es la comunidad más endeudada del país -con diferencia- mientras su alcalde se regala el consistorio más lujoso del planeta, y tiene una presidenta que, en sus momentos más inspirados, incluso justifica golpes de estado.

En Galicia, la última en subirse al carro, ya están haciendo de las suyas y enseñando la patita. La chachi no, la de verdad. Por lo pronto, devolviéndole al país la extraordinaria placidez que tantos años de progresismo librefeminista habían casi logrado borrar del recuerdo. Lo hacen mediante una ley de la familia que recorta los derechos 'innecesarios' y 'totalmente superfluos' de la mujer, para que retorne a su rol tradicional de cuidadora del hogar y de los suyos.

Si hay alguien en la sala que piense que éstos no van de involucionistas y que no van a llegar tan lejos como para dar marcha atrás en los derechos conquistados bajo las banderas de la equidad, la igualdad o la justicia, va listo. Si no me cree, no tiene más que votarles... o fijarse bien en lo que llevan hecho allí donde gobiernan.