martes, 25 de mayo de 2010

¡Que viene la tregua!


Anda Mayor Oreja sencillamente aterrado ante la posibilidad de un escenario de paz en Euskadi. Agazapado en el limes de la aldea irreductible abertzale, le preocupa más una izquierda política que una izquierda armada. Tremendo, pero cierto.

No sé cómo describir el hecho de que este hombre, por lo demás amante confeso de la placidez, rechace sin paliativos cualquier atisbo de diálogo y parezca dormir mejor sabiendo que sus compañeros de partido allá en las Vascongadas permanecen en el punto de mira de ETA, jugándose el tipo. Supongo que él sabrá explicárselo a ellos de la mejor de las maneras y que ellos se lo agradecerán.

Nacho Escolar lo dice bien clarito: "... la parte más ruin de este pertinaz discurso sobre la negociación imaginaria, que la derecha mediática jalea inventando ridículas coartadas, es cuando Mayor Oreja nos advierte del peligro de que ETA ya “no está en la organización de comandos, sino en un proyecto político”. Lo cual debe de ser terrible, espeluznante. ¿Se imaginan qué tragedia si ETA deja de matar?"

Y yo que pensaba que el papel de un político vocacional consistía fundamentalmente en hablar, negociar y, si se terciase, pactar. Si no hay nada de eso, estimo que una mesa camilla nos saldría mucho más barata.

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