La violencia de género, cobijada en el machismo ancestral y cerril -uno de los pilares del nacionalcatolicismo franquista que aún perdura-, es causa de mayor número de muertes en España que el terrorismo de ETA durante toda su existencia. Sólo en lo que va de año han muerto asesinadas a manos de sus parejas 76 mujeres. Aún así, no veo que el problema se afronte en toda su dimensión ni que se logren implantar las medidas necesarias para poner fin a esta vergüenza social, indigna de cualquier cosa que se pueda llamar civilización. La Ministra de Igualdad es vituperada por la caverna nacional las 24 horas del día y cualquier paso iniciado para la superación de esas terribles desigualdades que se apoyan en la tradición es inmediatamente puesto en cuestión, cuando no directamente ridiculizado, por la brunete mediática de este sacrosanto país, la misma que se descojona cuando uno de los suyos hace comentarios soeces sobre el aroma de las vaginas impúberes.
El franquismo, con sus cuarenta años de existencia, ha dejado una huella de putrefacción muy seria en España. Varias generaciones fueron amamantadas en la misoginia eclesiástica, ésa que ve en la mujer un ser inferior y una fuente de pecado. Muchos jueces siguen adoptando posturas condicionadas por el machismo a la hora de dirimir los casos de violencia de género y los maltratadores ni siquiera son mal vistos por sus compañeros de cárcel, cuando les toca cumplir condena. Han pasado treinta y cinco años desde la muerte oficial del Franquismo y casi la mitad de los españoles sigue creyendo que es la mujer quien debe renunciar al trabajo para ocuparse de la casa. Sólo un 1,8 % piensa que debería de hacerlo el hombre.
Y después dicen que el Ministerio de Igualdad sobra. Bendita carcundia.
El franquismo, con sus cuarenta años de existencia, ha dejado una huella de putrefacción muy seria en España. Varias generaciones fueron amamantadas en la misoginia eclesiástica, ésa que ve en la mujer un ser inferior y una fuente de pecado. Muchos jueces siguen adoptando posturas condicionadas por el machismo a la hora de dirimir los casos de violencia de género y los maltratadores ni siquiera son mal vistos por sus compañeros de cárcel, cuando les toca cumplir condena. Han pasado treinta y cinco años desde la muerte oficial del Franquismo y casi la mitad de los españoles sigue creyendo que es la mujer quien debe renunciar al trabajo para ocuparse de la casa. Sólo un 1,8 % piensa que debería de hacerlo el hombre.
Y después dicen que el Ministerio de Igualdad sobra. Bendita carcundia.
*La foto es de una reciente campaña del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria contra el maltrato de género.
Bueno, supongo que, lamentablemente, también hay maltratadores en las filas del liberalismo, del socialismo, del anarquismo, del comunismo, del tea-party, etc.
ResponderEliminarEstando de acuerdo con usted en que el franquismo fue nefasto para todos los pueblos de España, no entiendo ese afán en usar el adjetivo "franquista" como sinónimo de malo para cualquier tipo de comportamiento...
Aclarando previamente que no tengo un pelo de racista, ¿se ha parado a mirar las estadísticas del maltrato? ¿Ha visto que en esas estadísticas el porcentaje de población inmigrante es altísimo? ¿Son ellos también "franquistas"?
A este paso, acabaremos tildando a los nazis de "franquistas" para avergonzarlos más, si cabe... ;-)
Un progresista.
Hay maltratadores en todas partes, es cierto, pero el grado en que son aceptados en cada sociedad varía, así como los mecanismos que cada país decide poner en marcha para tratar de poner freno a esa lacra. Lo que denuncio no es tanto que se produzca el maltrato en España -que también-, sino el alto grado de aquiescencia que aún perdura en el grueso del cuerpo social español y, lo que es mucho peor, en los jueces que han de impartir justicia. Y sostengo que gran parte de todo ello tiene su fundamento en la misoginia que el franquismo se encargó de grabar a fuego y de forma profunda, mediante la sumisión católica de la mujer al hombre. Esto, por lo que a España respecta, que luego cada país tendrá sus circunstancias particulares.
ResponderEliminarEs cierto que todavía quedan jueces "Calamita", pero quiero creer que se ha producido un relevo generacional (y mental) en "las fuerzas vivas", en la judicatura (quién iba a imaginarse un Marlaska hace tan sólo unos años?), en el ejército (el ruido de sables afortunadamente dejó de oírse hace ya mucho), la legislación está dando pasos agigantados en materia de igualdad... Sólo su "apreciada" casta clerical sigue en la inopia... ;-)
ResponderEliminarOjalá fuera sólo la casta clerical, Anónimo. Lo cierto es que nunca se acaba de romper del todo con el Franquismo en este país. En palabras de Fernando de Orbaneja, "España arrastra un grave problema ancestral: que la derecha no ha sido nunca, y sigue sin serlo, democrática, y no está secularizada; es una sumisa esclava de la Iglesia"
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