jueves, 16 de septiembre de 2010

Crónicas de Berlín VI


Ayer tuve el placer de acompañar a un grupo de escolares a uno de tantos museos que hay en Berlín. No voy a detenerme en la historia del edificio que alberga la Alte Nationalgalerie, salvo para decirles que en su interior hay una bellísima cúpula azul con estrellas doradas, cuyo arquitecto, Karl Friedrich Schinkel, realizó emulando la escenografía que con anterioridad había diseñado para la representación de La Flauta Mágica de Mozart. Esto puede parecer que no tenga importancia, pero a mí me emocionó hasta las lágrimas, porque el imaginario de mi primera juventud se despertó nada más ver la cúpula y supe adivinar la relación con la escenografía antes de que la guía la explicara. Acto seguido, caminé apenas cinco pasos y me encontré a mi izquierda con la mejor versión de "La isla de los muertos", de Arnold Böcklin, uno de los cuadros que más me han fascinado desde siempre en lo que a pintura realista se refiere. Fueron dos instantes de enorme intensidad, separados por unos pocos segundos y por muy, muy pocos metros. Lloré. Felicidad. Berlín.

1 comentario:

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