lunes, 30 de noviembre de 2009

Ayer hubo elecciones


En Honduras se remató finalmente la jugada del gobierno golpista y de la táctica Smart Power de la administración Obama. Ayer domingo tuvieron lugar las elecciones destinadas a situar el golpe de estado de Micheletti como un episodio más del pasado hondureño sin mayor importancia ni trascendencia. Se buscaba una ducha de votos para limpiar la podredumbre de una destitución en pijama y de un toque de queda pinochetil. Una nueva victoria de la democracia, en definitiva, porque de todos es sabido que cuando la gente vota es que hay democracia. Todo fachada, y nunca mejor dicho. Son unas elecciones que no cuentan con observadores internacionales certificados por las instituciones democráticas mundiales: ni la ONU, ni la OEA han mandado observadores, porque no reconocen la legitimidad de la situación política actual. Zelaya ha llamado a la abstención desde la embajada brasileña en la que sigue recluido y ha invitado a los hondureños a manifestarse en masa en las plazas públicas mostrando su dedo meñique limpio de tinta como señal de no haber votado. En el momento de redactar estas líneas no he podido conocer el alcance de la respuesta popular. Se sabe que hay represión por parte del ejército y las fuerzas policiales y que el país anda muy convulso. La información que llega es aún muy imprecisa y, sobre todo, opaca. Baste con decir que las víctimas mortales desde el golpe de estado hasta hoy al parecer ascienden a treinta y una. Estoy seguro de que ustedes no lo sabían. Yo tampoco. Pero es que la 'democracia' hondureña funciona así. Y todos tan contentos.

Actualización (2009/11/30, 10:00 h.): Pese al empleo de la fuerza para obligar a acudir a votar, como mínimo, entre un 65% y un 70% del electorado hondureño no asistió al sufragio, lo que supone que sólo, y como máximo, un 30% o un 35% de los hondureños ejerció el voto, logrando el mayor abstencionismo en la historia de Honduras.

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