Estamos de enhorabuena, aún sin haber leído la letra pequeña del acuerdo al que se ha llegado, porque Micheletti lo deja, se va, finito, kaputt, arrivederci, ciao bambino.
La dura resistencia de meses llevada a cabo por el pueblo hondureño ha rendido por fin sus frutos. Aunque no quepa desdeñar la posibilidad de cierto efecto "Obama" en la claudicación del usurpador Roberto, lo cierto es que el mérito corresponde atribuirlo en justicia a los hondureños y a su constante y valiente lucha por la restitución de la situación democrática existente antes del vergonzante golpe de estado 'autorizado' por el poder judicial de Honduras.
Los medios de información -los medios de persuasión, según Vicenç Navarro- se han esforzado en dibujar una realidad de pacíficos seguidores de Micheletti enfrentados a enfervorizados seguidores de Zelaya. Pero las gentes que se han jugado el físico ante las fuerzas del orden, en todo el país, día tras día, son mucho más que meros jaleadores de Mel Zelaya, han defendido la democracia. Los habrá que ni siquiera estén de acuerdo con las políticas de Zelaya, pero que prefieran el mejor de los sistemas políticos imperfectos para su país. Todos ellos son los verdaderos luchadores por la democracia y suyo es, por derecho y conquista, el premio de sentirse, de nuevo, libres. Hoy puedo emular a Trillo y gritar a viva voz: ¡Viva Honduras!
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