martes, 3 de noviembre de 2009

1.060 pares de zapatos


Almacenar zapatos con algo de orden, sin apelotonarlos, requiere un ancho de estantería de unos 20 centímetros por par. Así, Imelda Marcos habría necesitado unos doscientos metros lineales de estantería para tener todos sus zapatos siempre bien dispuestos. Una estantería de siete baldas hecha expresamente para tal fin ocuparía 30 metros lineales de pared, el ancho de tres pistas de tenis. Eran 1.060 los pares de zapatos y no 3.000, que la gente es muy exagerada. Pero siguen siendo muchos zapatos para 365 días que tiene un año, me parece. A eso le llamo yo calzar a lo grande.

El genio humano no tiene límites, ya se trate de zapatos, de relojes o de décimos de la lotería. Hay un tipo en El Ejido que se juega a veces 250 décimos en un mismo sorteo (pero en un sorteo ordinario, eh, que igual en los extraordinarios se nos pone farruco y tira la casa por la ventana). Este señor, además de ser interventor, colecciona relojes en una vitrina y envasa billetes de 500 al vacío (por fin sabemos dónde estaban). Y su mujer, claro, también colecciona zapatos (pero sólo por docenas, eh, que Imelda es mucha Imelda) entre viaje y viaje a París.

Unos y otras tienen en común que nos enseñan a no distraer la vista de las cosas verdaderamente importantes que hay en la vida, las que de verdad interesan a los españoles, como bien señala Mariano Rajoy. Son ellos, y no los despistados, quienes hacen avanzar a nuestra especie hacia un futuro prometedor. ¡Gente importante, rediós! Y tremendamente envidiable.

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