jueves, 5 de noviembre de 2009

Soile Lautsi


Soile Lautsi es una italiana de origen finlandés. En 2002 pidió a la dirección del instituto de Padua en donde estudiaban sus hijos que se retirasen los crucifijos de las aulas. En ninguna de las instancias de la justicia italiana tuvo éxito su iniciativa, pero su constancia ha obtenido un premio que es de todos: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos sentenció este martes que la presencia de los crucifijos en las aulas constituye "una violación de los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones" y de "la libertad de religión de los alumnos".

El gobierno de Berlusconi -no podía ser de otra manera- dice que recurrirá la sentencia, pero los argumentos que se esgrimen apelan a la tradición y a no sé bien qué ejemplos de gratuidad de la vida de un tal Cristo. Dudo mucho que tan peregrina argumentación conmueva a los magistrados del TEDH, obligados como están a velar por la ley de la razón y el derecho, pero líbreme dios de pretender desanimar a Don Silvio y sus secuaces.

En una lucha de siglos, que dura ya mucho más de lo deseable, la razón conquista a la fe religiosa un espacio público más. Gracias, en esta ocasión, a la valerosa y decidida Soile Lautsi.

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