sábado, 16 de abril de 2011

Escenas Celestiales CV


Y ahí tienes a todos aquellos niños que jamás supieron, ni sabrán, lo que es ser adulto, porque sus almas les reflejan tal como eran en el momento de morir. Los hay de todas las edades, claro, desde bebés a prepúberes. Han llegado de lugares y épocas muy dispares, pero todos ellos comparten el amor por el juego, una curiosidad muy inquieta y cierta sensación de extrañeza ante el ejército restante de almas que les parecen soberanamente aburridas, porque nunca las ven jugar ni divertirse, aunque fuera sólo la mitad de la mitad de lo necesario para ser feliz. El Cielo es, así, un mismo mundo para dos clases de almas, bien avenidas, sí, pero también muy distintas. Unas juegan y ríen, buscándose entre sí sin descanso. Otras permanecen como ensimismadas y en estado contemplativo, cuando no catatónico, y de ahí no hay quien las saque ("la Gloria Divina", creo que le llaman). Extraño lugar, el Cielo.

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