Como es domingo y no sólo hace un sol radiante, sino una temperatura por encima de los 23ºC, sería un sacrilegio quedarse en casa. Algo inusual flota en el ambiente, lo notas nada más salir a la calle, ¿me ha parecido ver reír a la gente que anda sola? Sí, aquel estaba sonriendo... y ése de ahí también. ¡Espera! ¡El chófer de la 200 me ha dado los buenos días! Juraría que estaba cantando algo por lo bajini. De Alex a Kreuzberg la cosa va en metro y en el subsuelo, el lugar al que nunca llega el sol. Se produce un fugaz retorno a las caras largas y a los torsos cabizbajos.
Sol otra vez. Görlitzer Park es un hervidero de familias, más de la mitad son turcas. Pasamos por delante de una escuela de circo para niños y visitamos una minigranja infantil con patos, cabras, burros y conejos. Al otro lado del seto, junto a un carrito de helados, un violonchelista realmente virtuoso improvisa maravillosamente sobre unas bases pregrabadas. Nos llega el olor a asadero (en Berlín está permitido pisar el césped de los parques y también quemar brasas sobre él... y la gente lo aprovecha, claro).
Hay un precioso y acogedor Biergarten (literalmente: jardín de cerveza) a la orilla de un canal, en la Paul-Lincke-Ufer, que no tarda en llenarse de familias enteras y grupos de amigos dispuestos a pasarse allí el día tirados al sol. Unos traen comida, otros ponen las bebidas y los hay que incluso llevan un jarrón con flores para adornar la manta que tienden sobre el suelo.
Seguimos paseando por el barrio y sólo vemos gente feliz. Cuando ya la tarde está cayendo, nos entra hambre y el remedio lo hallamos en un tremendo restaurante hindú. Es hora de volver a casa y lo hacemos entre grafittis realistas de Jack Nicholson y King-Kong. Nos subimos en el metro y ahora sí: todo el mundo sonríe. Una pareja -él lleva un teclado amplificado y ella zapatos de claqué- se dispone a amenizar el trayecto. ¡No me digas que van a tocar tecno! Y sí. Tocan tecno. Tecno vintage, a lo Human League. La chica lo baila y todos en el vagón silban y aplauden. ¡¿Cómo?! ¿Silban y aplauden? ¿En Alemania silban y aplauden? No, no, no te equivoques. En Alemania no. En Berlín.
Sobreviven pues al primer invierno!! Que disfruten de la primavera y el verano. Espero disfrutar un poquito con ustedes, también.
ResponderEliminarUn beso grande
Berna
Sobrevivimos.
ResponderEliminarBonita crónica, alegre y divertida, dán ganas de salir a pasear. El Biergarten ese tiene que estar genial, conociendo el gusto Berlinés por las birras, no me extraña que luego regresen a casa silvando y cantando.
ResponderEliminarUn saludo
Hola, he leído algo sobre una subasta del Tacheles o que les pagaban y se iban (o algo así). ¿Deja de ser un bar y construirán en el solar? ¿Van a cerrarlo? Si usted tuviera alguna información certera le agradecería la respuesta. Un saludo.
ResponderEliminarLos propietarios de los bares a nivel de calle son los que han aceptado el dinero de los dueños del terreno y se han largado. Los artistas que hay en el edificio (y que son los que realmente 'crearon' el centro cultural) no se van. Todavía.
ResponderEliminarLas excavadoras ya están trabajando en los terrenos circundantes.