Objetivo: Julian Assange

El Emperador está desnudo y busca taparse como sea. El desnudador es el sitio web Wikileaks que ha mostrado al mundo las vergüenzas del Poder. La verdad os hará libres, que decía aquél. Y esa verdad duele... y duele más a cada hora que pasa y a medida que se van conociendo los documentos filtrados en masa a los principales rotativos mundiales. Ya hay voces que gritan, sin complejos ni escrúpulos, que, en bien de la 'democracia', habría que asesinar al principal mentor del sitio web en cuestión, el australiano Julian Assange.

Andan histéricos y pretenden matar al mensajero, saltándose el sitema judicial, si es preciso, señal de que hace verdadera 'pupa'. El propio Fiscal General de EE UU ha confirmado que se están buscando cargos contra Julian Assange hasta debajo de las piedras, si bien la tarea se les complica bastante, dada la naturaleza sin precedentes de Wikileaks, un sitio web que no 'roba' información, sino que la recibe de fuentes externas y simplemente la difunde a todo aquel que la busque, sin favorecer a ninguna potencia enemiga de los EE.UU. en particular. Van a la caza del hombre como sea y hasta la Interpol entera anda detrás de él por cargos de violación o abuso sexual (nunca antes se había visto tanto empeño en la Interpol por localizar a un presunto delincuente sexual -sobre la única base de unas imprecisas denuncias-, cuyo delito ni siquiera ha sido probado).

Dejando de lado el motivo por el que le buscan, la sentencia parece dictada antes de que se produzca el juicio y sólo falta saber cómo se ejecutará: ¿será un estúpido accidente doméstico, un atropello fortuito, un envenenamiento sutil a lo Livitnenko o un repentino ataque al corazón? Difícil saberlo, los caminos del Poder son (eran) inescrutables.

Y Julian Assange no es tonto. Disperso por toda la red hay un enlace que conduce a su 'filtración postrera' INSURANCE.AES256, cuya clave de acceso será revelada por Wikileaks en caso de que algo extraño le suceda. Un zorro. En cierta forma, Assange me recuerda al subversivo Harry Tuttle (Robert De Niro) de la genial película Brazil, del no menos genial Terry Gilliam.