jueves, 21 de octubre de 2010

Díaz Ferrán, camina o revienta


Si su vecino, por poner un ejemplo cercano, decide un buen día que lo que usted ha ganado durante el último mes es suyo y así se lo hace saber ("Mira, Pepe, que todo lo que has ganado el mes pasado me lo vas dando a la de ya, porque me pertenece."), usted hace lo que haría cualquiera: llamar a los loqueros o incluso a la policía para que lo pusieran bajo tratamiento o ante el juez, según proceda. Ese tipo, o es un ladrón o está de frenopático o, peor aún, es un radical antisitema emperrado en acabar con la propiedad privada de usted.

Pues Gerardo Díaz Ferrán, presidente saliente de la CEOE, no le va a la zaga a este hipotético vecino suyo: ha tenido a sus trabajadores trabajando durante meses sin pagarles, es decir, quedándose con lo que ellos habían ganado en ese tiempo y en consecuencia les pertenecía. A eso, en mi pueblo (y plusvalías aparte), se le llama robar. Y parece que se va de rositas.

¿Por qué en España un tipo así no se siente en absoluto obligado a huir de la justicia, merodeando furtivamente por los campos, ocultándose en las cuevas de la sierra y robando gallinas para alimentarse? ¿Por qué en España un tipo así puede seguir pisando el acelerador de su Ferrari ante la mirada de los cuadros de la Guardia Civil de Carretera? ¿Por qué en España un tipo así no provoca en todos -y no sólo entre sus empleados- directamente asco? ¿Qué demonios le pasa a este país?

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