jueves, 15 de julio de 2010

Desnudos integrales


Si hubiera tomado por otro camino, no los habría visto. De haber seguido mirando el suelo, tampoco. Pero alcé la mirada y los ví. Estaban detrás de un enorme cristal, entretenidos con juguetes de todo tipo (piezas del Lego, plastilinas, pelotas, caballitos...). Debían ser unos diez o doce niños y niñas de tres a cinco años, con dos profesoras, y el lugar era una guardería. Todos los niños estaban completamente desnudos, unos correteando y otros sentados en sus sillitas de madera. Se les veía felices.

Pero no se llame a escándalo, amigo. No hace falta que se lance usted a llamar a la policía nacional. Lo que le cuento no ha sucedido en Madrid ni -Dios nos libre- en Pamplona, sino en una calle de la luterana Alemania. Por suerte, estas cosas tan horripilantes no suceden en nuestro país.

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