Terrorismo cultural

Ya son varios los músicos que han cancelado sus conciertos en Israel, en presumible acto de solidaridad con los activistas masacrados por el ejército judío. Pixies, The Klaxons, Gorillaz y Elvis Costello han dicho que se olviden de ellos por lo pronto. Costello ha sido el más valiente y ha explicado el motivo de su negación a actuar en Cesarea, dejando claro que lo hacía por la "intimidación" y "humillación" que sufren los palestinos en los territorios ocupados. Bien por Elvis.

Shuki Weiss, el promotor del concierto de los Pixies en Tel-Aviv, que hoy mismo tendrá que empezar a reembolsar el importe de las entradas, lamenta "las presiones que reciben los artistas internacionales por parte de grupos pro-palestinos para no actuar en el Estado judío", algo que ha tildado de "terrorismo cultural".

Ya lo saben todos los artistas que sucumban a las presiones de los pro-palestinos. Son cómplices -como mínimo- de los 'terroristas culturales'. No sé qué diferencias establece Israel entre un terrorista cultural y un terrorista político, pero me temo que no deben ser sustanciales en las consecuencias, teniendo en cuenta cómo ha actuado contra los activistas.

Lo de Israel es tremendo. Cualquier postura que no sea la de apoyarles a ellos en todo lo que hagan es calificada de terrorismo. Pero tal vez esta vez tengan razón. El horror, un horror quizás apenas superado por el recuerdo de Auschwitz, se cierne sobre la población israelí, completamente aterrorizada ante la perspectiva de no ver a los Pixies. Intolerable. Un acto de lesa humanidad. ¿Dónde está la ONU?