Les va a parecer una bobería, pero me vi hace dos noches, y ya de madrugada, circulando por las calles de mi ciudad, cantando a gritos esta canción de Spandau Ballet. En el coche éramos tres. Llevábamos la magia con nosotros allá donde fuéramos. ¿Estábamos tentando a la suerte, buscando algún control policial que nunca apareció? Quién sabe...
Ayer, uno de nosotros envió un SMS a los otros dos, para hacerles saber que, durante al menos una hora, había tocado el cielo y que ellos eran realmente puro oro. Los tres lo éramos, con toda seguridad, aunque no lo supiéramos. Tres almas felices como niños. Aquel coche no rodaba sobre el asfalto, sino sobre algo parecido a un mar de nubes. Nos acompañaba un ejército de ángeles, con su luz y sus trompetas. Alrededor estaba todo lleno de estrellas.
Lo dicho, una bobería. Que pasen ustedes un feliz domingo. Y al cura, lo mismo.
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